La nueva edición del Festival de cine fantástico de Málaga me llevó dos veces al teatro Alameda. Una fue el sábado pasado, a la última sesión de la una menos cuarto, para ver la primera película de los hermanos Mo, Macabre. En una sala medio vacía de un cine venido a menos, esta película indonesia nos muestra como un grupo de amigos acaban siendo torturados por la familia de una chica a la que acababan de ayudar. Con un argumento poco elaborado y siguiendo los estereotipos del cine de terror asiático, Macabre nos ofrece lo que su propio título indica: sangre, tortura y muchos huesos rotos, por lo que los fanáticos del gore van a quedar muy satisfechos.
Todo lo contrario ocurrió el martes veinticuatro en la sesión de las nueve, con Strigoi. Esta película ha despertado cierta curiosidad en el público y la sala estaba prácticamente llena. Haciendo gala de su origen inglés, se nos muestra desde el punto de vista del cine europeo una comedia de terror llena de excéntricos personajes rurales que luchan contra un brote de vampiros en Rumanía. Desde mi perspectiva, se hace un poco larga y la historia no queda demasiado clara, pero hay que reconocer la originalidad de tratar este subgénero clásico del cine de terror.
Cada año el Fancine nos sorprende con nuevos títulos, llamando cada vez a más público, siendo ya uno de los eventos cinematográficos más consolidados de la ciudad de Málaga.
Áreadoc. Comentario en un blog y wiki.
Hace 14 años